Capítulo XVIII - ESTRUCTURA PSICOFÍSICA Y MECANISMO DE LAS RADIACIONES

XVIII ESTRUCTURA PSICOFÍSICA Y

MECANISMO DE LAS RADIACIONES

1 – Principia siempre con el agente central, el espíritu, que en cualquier grado de la escala biológica es uno ser, y, consiguientemente, un poder vibrante. Cuanto más evolucione, tanto más intensa la vibración, en el BIEN o en el MAL. Y de ahí deriva la responsabilidad, por el empleo del albedrío. El semidiós, creciendo, crece en derechos y deberes.

2 – En los primordios evolutivos el espíritu es solo empleado inconsciente de los automatismos, de las Causas Determinantes, esto es, leyes causales e influencias del medioambiente. Aquello que es, reflejándolo como ya es, y reaccionando sobre las tangencias del medioambiente. Es tan variable en profundidad e intensidad lo que pesa sobre el espíritu, y lo que éste consigue mover en capacidades propias, durante la estada en los primordios evolutivos, que, al encarnado, por ahora, es imposible comprenderlo.

3 – Cuando alcanza el primate la especie humana, no obstante en aquel grado aún primitivo, ya puede ser visto, por los ojos espirituales, a irradiar. Lo que la mente es capaz de querer, y la emoción por instinto desear, comandan la irradiación electromagnética, en la dirección pensada y deseada. No tiene noción de ser encarnado o desencarnado y, por tanto, todo le da en lo mismo, en términos de Moral. Ésta, para él no existe, y él existe y vibra para lo que quiere, en el circuito de lo que puede.

4 – Subiendo en la escala evolutiva, sube en todo, hasta alcanzar el hombre patrón de la fase actual, en tránsito entre la primera media-edad y la segunda, entre la juventud y la madurez, con severos aumentos en el cuadro de los derechos y deberes. Es una partícula de Dios, comandando las siete coronas-energéticas, los chacras y plexos, y las normales irradiaciones de los elementos etéricos, gaseosos, vaporosos, líquidos y sólidos del cuerpo físico. Sus elementos electromagnéticos y fluídicos pueden ser dirigidos según su voluntad, para el BIEN o para el MAL, en el ámbito de sus poderes limitados.

5 – Puede irradiar por todo el cuerpo, pero la cabeza y las manos representan normalmente los puntos más expresivos y capaces. Entre tanto, el movimiento de los chacras y plexos, durante la largísima escalada evolutiva, ofrece campos de variaciones inmensamente complejas. Las coloraciones del aura, o sus variaciones, revelan y mucho el modo de pensar y sentir de las personas. Pueden mentir con la boca, pero las irradiaciones afirman lo que la persona realmente es, moral y mentalmente, en la ocasión en la que es observada. La vastedad de las variaciones mediumnicas, y sus intensidades revelan uno poco, mucho poco, del cuadro inmenso de los matices vibratorios. De los géneros ya es difícil tratar, cuanto más de las especificaciones.

6 – En las Escuelas Iniciaticas de la antigüedad, por influencia de algunas figuras más expresivas en profundidad, lecciones fueron administradas sobre el empleo de las irradiaciones; y la posición del cuerpo físico, por disciplina y técnica, estaba por encima de cogitaciones. Jesús fue el máximo en términos de aplicación de tales verdades y poderes individuales. Sus manos fueron vertientes de irradiaciones maravillosas y produjeron prodigiosos efectos.

7 – En un ambiente iluminado, evangelizado y dispuesto a producir el BIEN, con buenos videntes, clarividentes, psicómetros y desdoblantes, pueden ser vistas las irradiaciones, las emisiones ectoplásmicas, las aplicaciones hechas por los médicos del Espacio y por otras ordenes de trabajadores. Contando con elementos de buenas facultades, y habiendo elevación de sentimientos, mucho puede ser hecho, por la aplicación de tales verdades y recursos. En casos de médiuns apropiados, cuyo ectoplasma denso contribuye, y consonante la Justicia Divina, operaciones pueden surtir y con todas las comprobaciones físicas.

8 – Son muy vistos, en los ambientes bien organizados, los trabajos y las operaciones que son hechas en los periespíritus y duplos astrales de los encarnados, cuyos reflejos en el físico se darán, según la contribución de los mismos encarnados. Cuando el encarnado auxilia con la Mente y la Moral elevadas, maravillas son conseguidas. Y, cuando el encarnado no coopera, mental y moralmente, los médicos y servidores espirituales pierden el trabajo ejecutado.

9 – La cadena de manos, que en la antigüedad se llamaba cadena de los iniciados, contribuye para formar, sobre la mesa de trabajos, uno arco iris, cuyos colores son el verde, azul y solferino. Cuando la pureza de los reunidos se eleva, estos colores van al metálico. Y, se fueren a la santidad, habrá unidad en el color cristico, que es el opalino cristal.

10 – Manos espalmadas sobre la mesa, con elevación mental y emocional, redundará en una columna fluídica en el centro de la mesa, que subiendo alcanzará la recíproca celestial, la respuesta a la oración hecha, y resultará en un chorro de fluidos multicolores y curativos, sobre todos los presentes. Comúnmente, los Guías se encargan de canalizar tales maravillas para los hospitales, casas de salud etc.

11 – Manos para bajo es pasividad, es para quien recibe la imposición de manos.

12 – Poner la mano derecha sobre la cabeza de la persona es cuanto basta, pues los Guías saben muy bien canalizar el ectoplasma y el electromagnetismo del médium. Gesticular y gimotear representan ignorancia, y deben ser reemplazados por elevados sentimientos de AMOR para con el necesitado.

13 – Con la Verdad por base, el Amor por objetivo y la Virtud por función; con el ambiente bien iluminado; con la predicación en términos evangélicos y mucha disciplina reinando en los trabajos; con un equipo de médiums videntes, clarividentes, psicómetros y desdoblantes; con eses elementos agrupados, sin duda que muchos frutos serán cogidos, porque las fallas jamás son del Cielo. Y que se no pierdan de la inteligencia estos recuerdos:

“En el campo de las enfermedades hay que considerar, por tanto, los factores intrínsecos y extrínsecos, los que derivan de marcas kármicas, que del periespíritu asoman al cuerpo físico, y los que pueden ocurrir por obligación impuesta de ataques del mundo físico, de nutrición deficiente, epidemias, guerras, crímenes etc. Muy densa es la Tierra, muy irregular, con excesos de fríos, calores, cataclismos telúricos etc. Debe ser la prudencia la característica de la vida humana, para evitar al máximo el desgaste del cuerpo, de la herramienta máxima y directa del espíritu. Cuanto a los procesos de cura, o propiamente de reparaciones, están sujetos a imprevistos, pues debemos considerar que la Ciencia Médica, por ahora, y muy infelizmente, coloca el espíritu y la orden moral de lado. Falla mucho, mismo en la parte física, porque la parte física nunca podría ser sin el espíritu. Y, encima de todo, porque la desencarnación es ley que será cumplida. ¿De las curas espirituales, que varían de grado e intensidad casi al infinito, quien podría decir todo?

Las operaciones espirituales van, desde el corte físico hasta la transubstanciación de los elementos físicos. En un encarnado hay que considerar el electromagnetismo, los gases, vapores, líquidos y sólidos. Hay que considerar aún el karma del individuo, que determina a cada uno, posiblemente, un caso distinto, mismo que exteriormente pudiesen parecer todos iguales. No puede una acción médica resultar buena para todos, porque ni todos son iguales en la intimidad. Realmente, somos iguales en las líneas maestras, en la Origen, en el Proceso Evolutivo y en la Finalidad, pero durante las demandas evolutivas demostramos muchas diferencias de unos para otros. Las intervenciones curativas o terapéuticas del Plan Espiritual serán, pues, siempre limitadas a los condicionamientos kármicos e intelecto-morales de los pacientes. ¡Quien quisiere recibir más de fuera, que provea al menos más campo propicio de dentro! El análisis total de los merecimientos escapa a los encarnados de menos porte evolutivo. Sólo la evolución confiere penetración en Dios, el Divino Principio Creador, que es íntimo a todo y a todos, pero para ser UNO A ÉL, es necesario evolucionar de dentro para afuera. El Reino de Dios, que cada uno tiene dentro de si mismo, y que no vendrá jamás con muestras exteriores, nadie alcanzará a través de ignorancias cualesquier. Importa respetar las Leyes Divinas pero a través de OBRAS y no de teorías o simulacros.

La Suprema Autoridad es el Orden Supremo de CARÁCTER MORAL. Cuanto más el espíritu se moraliza, o se organiza en términos de VERDAD, AMOR y VIRTUD, tanto más se cura y se diviniza. En la encarnación será uno fuerte y en la desencarnación será uno luminar. Y, creciendo en ese sentido, alcanzará el Grado Cristico más deprisa. El remedio perfecto es la MORALIZACIÓN PERFECTA, es la DIVINA SINTONIA CON EL PRINCIPIO CREADOR, al cual llamamos Dios. Cuando los errados y enfermos desencarnan, tendrán que ser tratados, del mejor modo posible, preparados para nuevos encarnes, porque les cumple, y a nadie más, los rescates o resarcimientos. Y como las asimetrías en las coronas, las manchas en los chacras y las lesiones en el periespíritu, fatalmente influirán dañosamente sobre el cuerpo físico, fácil es reconocer que los médicos del Espacio ni todo podrán hacer. “¡LA LEY MORAL ES INDEROGABLE!”

“Y que nadie use los Dones de Dios y el trabajo de los Ángeles o Espíritus Mensajeros de Dios, para tratar de liviandades o gastar tiempo, porque de ahí derivan mistificaciones altamente penosas, como tanto tiene habido”.

“En sus Oraciones, principalmente públicas, pidan Bendiciones Divinas para los trabajadores encarnados y desencarnados, y agradecimientos a Dios, por los Divinos Dones que distribuye”.

“El Divino Árbol Iniciatico, que tuvo germinación histórica en los longincuos milenios Búdico-Védicos, pasando por los Hermes, Zoroastros, Patriarcas, Krishna, Moisés, los Profetas Hebreos, Orfeo, Pitágoras, el Cristo Modelo y Sus Apóstoles, en términos de Restauración y Acrecimos Doctrinarios viene fructificar en el Espiritismo Universal y Eterno. Porque fundamentado en la VERDAD, en el AMOR y en la VIRTUD, que pairan por encima de conceptos humanos, debe transformarlos para mejor, hasta a la Unión Divina o Cristificación de cada hijo de Dios”.

“Así como no fue por religiosismos o sectarismos cualesquier que los ángeles, espíritus o almas, condujeron los pasos de los Grandes Reveladores de la Antigüedad; así como ángeles, espíritus o almas, llamados, Gabriel, Moisés, Elías y otros, en términos de legiones, fulguraron en la vida de Juan Bautista, del Cristo Inconfundible, de los Apóstoles y demás seguidores del Cristo, así también conducirán los pasos y fulgurarán en la vida de todos aquellos que se quisieren tornar servidores del Cielo. Porque el Señor Dios es Eterno, Perfecto e Inmutable, siempre listo a distribuir Sus Gracias, a los que se hicieren dignos de ellas, por las obras practicadas”.

“Si, con la fase de madurez, llegará para la Humanidad terrestre la facilidad de contacto con los Altos Planos de la Vida Espiritual, también llegará un tiempo de responsabilidad más grande. Quien no quisiere ser cabrito, piense y actúe bien”.

LOS DEDOS Y SUS RADIACIONES

Sería tontería pretender descubrir, en que tiempo de la Humanidad empezó el empleo de la mano, para efectos curativos o quirománticos, o aún como vehículo de otros sentidos sensoriales, perfectamente comprobados por la experiencia. En sabiéndose ser el hombre un conjunto constituido de espíritu, electromagnetismo y cuerpo, fácil se torna comprender, que en determinadas circunstancias, ciertos individuos llamados dotados o médiuns, portadores de Dones o carismas, pueden presentar poderes tales.

De entre las Once Grandes Biblias del mundo, o que rigen la conducta espiritual de las grandes mayorías religiosas, la Biblia judío-cristiana comporta la más grande suma de afirmaciones sobre el empleo curativo de las manos. Y Jesús, el Modelo de Comportamiento, paira por encima de cualquier otro bulto iniciado en la técnica de así emplear las manos. En Marcos, Cáp. 16, vs. 17 y 18, hay un consejo de Jesús sobre tales asuntos.

En este capítulo sólo trataremos de las radiaciones de los dedos, debiendo los lectores, interesados en otros conocimientos, procurar leer libros apropiados.

POLEGAR O DE VÊNUS – Representando el cuerpo, la salud, el sexo y la reproducción, conforme enseña la Quiromancia, su color principal es el color del fluido vital, anaranjado o rojizo, teniendo por colores subsecuentes matices de azul y verde, y los colores serán más metálicos o brillantes, según el grado de espiritualidad y moralidad del individuo. En la persona bruta, inmoral o depravada, todos los matices tienden al opaco, al negativo del color. Y no hay dedo que no irradie tres colores, siendo uno principal y las otros dos menos intensas.

INDICADOR O DE JÚPITER – Representando el pensamiento, la voluntad o el poder de decisión del individuo; su color principal es el amarillo-oro, siendo los otros dos o subsecuentes, matices de azul y de lila. Eso, como ya destacamos, en tonos metálicos brillantes en las personas espiritualizadas y nobles, pues del contrario todo tendrá al opaco y negativo.

MEDIO O DE SATURNO – Siendo representante del modo de saber, sentir y vivir el culto religioso exterior, o formal, de la persona, su coloración principal es el azul, siendo los subsecuentes, matices de verde y de amarillo. En algunas personas muy espiritualizadas y nobles, interviene el lila brillante que significa dignidad. En los brutos y depravados todo resbala para el opaco feo o negativo.

ANULAR O DE APOLO – Representando el arte, suerte o las aplicaciones de la vida profesional del individuo, en las personas nobles prevalece como principal el color de oro, o que representa el pensamiento puro, la intención fiel. Los otros dos o subsecuentes o complementares, son matices de azul y de verde, sin embargo, interviniendo el lila brillante en las personas o en los artistas de elevada espiritualidad. En los brutos y corrompidos todo marcha para el negativo, oscuro y repugnante.

DEDO MEÑIQUE O DE MERCÚRIO – Es menor en el tamaño físico, pero es el mayor en espiritualidad, o como representante de la espiritualidad, en su radiación. En quien sea realmente espiritualizado, o jerarquizado ante Dios y no delante los engaños y malabarismos humanos, el color principal es ópalo brillante o cristal, y los subsecuentes o complementares son matices de azul y dorado brillante. En los individuos más pequeños en evolución o jerarquía, el brillo disminuye, viniendo a ser opaco y feo en los brutos y corruptos o depravados.

DE IMPORTANCIA FUNDAMENTAL – Los colores radiados por los dedos no son producidas por los dedos, y si derivan de los chacras y plexos, o centros de energía, que hacen parte del periespíritu y del cuerpo somático. También cuanto a esto, importa saber que los chacras y plexos conducen las coloraciones de las siete coronas energéticas que circundan la centella espiritual; todo deriva del espíritu, de la centella, y las personas inteligentes y honestas deben procurar la VERDAD por los caminos de la VERDAD, y no perder tiempo con los religiosismos y sectarismos, que engordan religiosos profesionales, sectarios fanáticos por hombres y libros, politicastros y maliciosos, todo eso que gustan de conservar las gentes en estado de ignorancia, a fin de explotarlas en beneficio de sus intereses inmediatos. Este libro contiene revelaciones que nadie tiene el derecho de ignorar, a menos que desee ser el grande enemigo de si mismo.