sexta-feira, 18 de abril de 2008
Capítulo II - DOS HECHOS DEBERÍAN SUCEDER
Capítulo II - DOS HECHOS DEBERÍAN SUCEDER
1 – En tiempo cierto haber la Restauración de la Doctrina del Camino, cuyos fundamentos inamovibles son la Ley de Dios, la significación del Verbo Modelo y el noble cultivo de los Dones Mediumnicos;
2 – Todo eso bajo el comando de Elias, el prometido Restaurador, aquel mismo citado algunas veces en el Apocalipsis, y aquel mismo semejante al Hijo del hombre, que conducirá con vara de hierro o mucho mas rigor disciplinar.
Es concluyente el cumplimiento de la profecía bíblica, de Israel ser llamado de los cuatro rincones de la Tierra, para el Testimonio de la Verdad, además de tener Patria terrestre, por tener de ser portavoz de la Patria Celeste, Infinita y Eterna.
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Es corriente, en los elevados cielos o planes más eterizados de la jurisdicción planetaria, donde residen las legiones espirituales que más se aproximan del Grado Cristico, que Gabriel, el Ángel de las Anunciaciones, rogó a Jehová algunas palabras de atención, en vista de los tiempos llegados, esto es, el fin de los primeros dos mil años de la Era Cristiana, que, como señala el Apocalipsis, apunta para la Grande Renovación del mundo y de la Humanidad, a través de temblores tremendos, cataclismos, conmociones telúricas, endemias, diluvio de fuego barriendo dos tercios del Planeta y de la Humanidad, etc. Consta que, del coloquio general, estas realidades dicen respecto a los acontecimientos que estremecerán la Humanidad, y sus porques:
P – Señor, el Planeta Tierra y su Humanidad alcanzan el fin de los primeros dos mil años de la Era Cristiana, no habiendo comprensión y tolerancia, entre continentes, países, razas, pueblos, ideologías, religiones, sectas, todo, en fin, que represente comportamiento humano. ¿Que debemos aguardar, Señor, de tamañas divergencias?
R – Gabriel, Mi hijo, Mis designios no fallan, y, por tanto, en los objetivos de todos los movimientos, en el seno de los Mundos y de las Humanidades, todo converge para Mi, el Centro Emanador, Sustentador y Destinador. De Mi todo emana, en Mi todo movimienta, en Mi todo se reintegra, porque siendo Yo Espíritu y Verdad, a Mi todo volverá, como Espíritu y Verdad. Ese es, Gabriel, el punto central de toda Sabiduría Iniciatica.
P – Señor, las religiones, las sectas, las doctrinas planeadas por los hombres, Tus hijos, en Tu nombre, de aquellos Tus enviados, de las Biblias y de los Evangelios, más desvían de Tu Verdad, creando abismos profundos entre los hombres… Son verdaderos emporios comerciables, politiquerías, donde todo es profesionalizado, donde todo es mundanamente rotulado, empanturrado de tranqueras formales, simuladoras y soportadoras de petulancias, arrogancias, orgullos, egoísmos, celos, vanidades y apariencias de humildad…
R – Gabriel, atajó el Señor, no te olvides de que Mi Justicia es Plena, apañando los individuos y las colectividades, en tiempo cierto, para los debidos ajustes de cuentas, nada más, hasta que, por fin, desabrochando Mis Virtudes, con las cuales todos son obsequiados, vengan a vivir Mis Mandamientos, y, entonces, para siempre se liberten de los sufrimientos, cursando la propia auto divinización, en el seno de Mi Paz y de Mi Amor.
P – Señor, estando la Humanidad entregada a los más confusos pensamientos y con eso entregada a materialismos, brutalidades, corrupciones, desvíos vergonzosos, depravaciones tenebrosas, no sería bueno una nueva revelación, uno nuevo llamamiento…
R – Gabriel, tornó a atajar el Señor, tu mismo eres testigo, en la Tierra y para su Humanidad, que tres verdades iniciaticas fundamentales envié, en tiempo cierto, y ellas jamás serán alteradas, subyugadas por los errores de Mis hijos. Por encima de toda y cualquier otra opción, que Mis hijos entiendan y vivan esta, para que vengan a desabrochar Mis Virtudes, que en elles deposité, con menos sufrimientos y con muchas más oportunidades de apresamiento, para la vuelta a Mi Seno. Inderogables son Mis Designios, Gabriel, y éstos a todos los demás representan, constituyendo, por tanto, la opción fundamental:
1 – ¿Mandé llamarla Ley de Dios, porque expresa la Moral Inderogable, fuera de la cual ningún hijo Mío triunfará, pues negando a Mi, el Principio, y haciendo mal al semejante, como podrá quedar bien delante Mí Justicia? Recuérdate, Gabriel, que Mí Ley es por encima de persecuciones, ofensas, asesinatos, desesperación, abandonos y cualesquiera circunstancias relativas o humanas. Mediten sobre ella Mis hijos, y no olviden que están sujetos a nacimientos y muertes, necesidades, sufrimientos, angustias y desesperación, a que ella no está, porque es soberana;
2 – Como Ejemplo del Respeto a Mi Ley, envié en tiempo cierto el Verbo Constructor del Planeta, comandante de las legiones de hijos Míos, para el hacer más densos los elementos, para que más un Mundo viniera a existir. Para señal inmortal, él no nació de hombre, tuvo el Espíritu de Dones y Señales Sin Medida, dejó el túmulo vacío y retornó, después de la crucifixión, para derramar sobre toda la carne el Espíritu de Dones y Señales, la Mi Gracia Consoladora, tal como la prometí, generalizada, o para todos Mis hijos, fuera y por encima de religiones, sectas o invencionismos de hombres;
3 – Mi Ley, el Hijo Ejemplar de Comportamiento y los Dones del Espíritu Santo, Gabriel, forman una sola unidad doctrinaria fundamental, la opción ideal, y fuera de ella Mis hijos nada más consiguen, que no sea tinieblas, llanto y crujir de los dientes, porque Mí Justicia es Plena e Inderogable, por encima de tiempos, eras, ciclos o relatividades cualesquiera.
P – ¿Entonces, Señor, todo resume en estudiar y vivir las verdades Bíblico-Proféticas, nada más?
R – Gabriel, ve a decir a Mis hijos, designados en la Tierra, que por causa de Mi Ley y del Hijo Ejemplar, mis dos testigos para siempre, entregué, conforme prometí, los Dones del Espíritu y el Libro de la Revelación, el Apocalipsis. El que se ponga contra los Dones del Espíritu y contra el Apocalipsis, tendrá que confrontarse con Mi Plena Justicia.
P – Pero, Señor, Tus hijos están divididos entre religiones, sectas, doctrinas, sujeciones mundanas…
R – Gabriel, de nuevo atajó el Señor, Mi Ley Moral, Mi Hijo Ejemplar, los dones del Espíritu y el Apocalipsis, no estarán divididos entre si, porque la Verdad es una sola.
P – ¿Yo sé, Señor, que uno es Dios, una es la Verdad y una es la Doctrina, sin embargo quien hará con que Tus hijos así vengan a respetar?
R – Gabriel, jamás indiqué a Mis hijos el camino de los sufrimientos. Entre tanto, a través de enviados, y principalmente de Mi Ley y del Verbo Ejemplar, advertí contra la ignorancia, el error, la malicia, el farisaísmo. Si, en el Apocalipsis, las contradicciones humanas comparecen, acarreando sufrimientos consecuentes, también comparecen los avisos sobre la Grande Renovación, un tiempo llamado de NUEVO CIELO Y NUEVA TIERRA, en que Mis hijos se han de integrar en Mi Ley y en el Hijo Ejemplar, cultivando la Gracia Consoladora de la Revelación, con Moral y Amor. No habrá una nueva Ley Moral, ni otro Verbo Ejemplar ni otro Pentecostés. Fuera de esta verdad doctrinaria, Gabriel, habrá tantos sufrimientos cuantos sean necesarios, porque Mis Designios no cambian.
P – Señor, los santos y los sabios, en la Tierra, sostienen las más contradictorias opiniones, sobre todas las enseñanzas iniciaticas y suyas interpretaciones…
R – Gabriel, ellos no pasan de mortales, sujetos a todas las necesidades, por encima de todo sujetos a Mi Justicia. Que sean así considerados, nada más, porque así será mejor para ellos y para aquellos que los oigan. Mi Ley no muere, el Verbo Ejemplar que dejó el sepulcro vacío y los Dones del Espíritu también jamás finalizarán. Quienquiera que sea falible, que no se alardee en juez del que es Absoluto, Eterno, Perfecto e Inmutable. No practique la mala siembra, para no tener que afrontar la triste cosecha.
P – ¿Entonces, Señor, vastos y profundos serán las conmociones, por causa de los errores cometidos, principalmente por los que se juzgan dueños de la Verdad y jueces de la conciencia ajena, imponiendo mandamientos de hombres, simulaciones, formalismos…?
R – Gabriel, de nuevo atajó el Señor, en el plan relativo todo obligo, a través de Mis Leyes, a renovaciones constantes, para que todo a Mí retorne, el Espíritu y la Materia, los Mundos y las Humanidades. Soy la Verdad, Mi Justicia es Plena y Mis Designios no fallan. Como todo hago transcurrir según Leyes Inmutables, Simples, que Mis hijos aprendan a ser simples, humildes y bondadosos, para que Yo, el Señor, retire de la Tierra a todo cuanto los obligue a sufrir. Gabriel, así como fueren los habitantes, así mismo haré que sea la casa donde deben habitar.
P – Señor, esa fue, siempre, la doctrina que enviaste a Tus hijos… No es otro el lenguaje de la Ley Moral y ni es otro el lenguaje del Verbo Ejemplar. Entre tanto, Señor, como se muestran duros los corazones humanos…
R – Gabriel, Mi Justicia se cumple en el Espacio y en el Tiempo, para quien tiene que estar sujeto a tales relatividades, pues en Mí prevalece el Eterno Presente, la Inmutabilidad, la Eterna Perfección, para donde todo y todos tendrán de retornar. Como Mis hijos, habitantes de la Tierra, encarnados y desencarnados, son inferiores en evolución, comprensión y procedimientos, a través de Leyes Regentes, favorezco elementos y oportunidades, enseñanzas y tiempos para las debidas asimilaciones, y, por tanto, también tiempos de prestaciones de cuentas.
P – Señor, consonante el Sermón Profético y el Apocalipsis, y aquello que ocurre en el Mundo o en la Humanidad, todo hace creer que llegó la hora de la Grande Renovación, del Mundo y de la Humanidad. Sin embargo, Señor, debo de nuevo destacar, que es precisamente en el seno de las religiones, de las sectas y de las doctrinas de fabricación humana, donde vamos encontrar las más infelices contradicciones, los más tristes ejemplos de comportamiento…
Gabriel observó que la Gloriosa Presencia se desleía en centelleos infinitos de Verdad, Paz y Armonía, sin embargo revelando la inmanencia de la omnipresente Justicia Divina, fuera de la cual nada es ni sucede. Y oyó, como que a lo lejos o de las profundidades de la Presencia Divina, estas palabras finales:
R – Aquellos mismos que me alaban como Omnisciente, Omnipresente, Omnipotente, y, por tanto, Eterno, Perfecto e Inmutable, ellos mismos, Gabriel, en beneficio de sus mataduras, de sus mundanos interés, de sus fanatismos particularistas, de sus vicios idólatras, mentales y físicos, pretenden Me imponer relativismos, condicionamientos repugnantes, sujeciones a mistificaciones o simulaciones. Quiero que entiendan, de una vez para siempre, que al entregarles la Ley Moral, el Verbo Modelador y los Dones del Espíritu Santo, o la generalización de la Gracia Consoladora de la Revelación, les entregué también la suprema cuota de responsabilidad, el deber de trabajar en la intimidad profunda, a bien de todas las conquistas divinizantes, aquellas que los transformarán en Espíritu y Verdad, aquello mismo que Yo Soy. Dejen de mentir en Mi Nombre, pues Soy el Señor Absoluto y nunca reclamé ofrendas, ni adoraciones exteriores o formales, ni jamás apunté para religiones o sectas cualesquiera, así como testifican los Mis Dos Testigos, Fieles y Verdaderos, que son la Ley Moral y el Verbo Ejemplificador de Comportamiento.
Dicen, también, que al aproximarse Gabriel del Planeta, que giraba y transitaba en el seno de sus limitaciones orbitarias, tuvo por la frente dos espíritus marcadamente responsables, ostentando en el semblante una mezcla de autoridad y tristeza, que, cada uno a su tiempo, informó:
“Pasarán los Mundos y las formas en general, sin embargo la Justicia Divina y la Ley Moral jamás pasarán, porque el Principio no pasa”.
“Pasarán los Mundos y las formas en general, sin embargo, mi Ejemplo de Comportamiento jamás pasará, porque presenta la Justicia Divina, la Ley Moral y el deber que cada hijo de Dios tiene, para consigo mismo, para con el prójimo y, por fin y totalmente, para con el mismo Dios, Principio o Padre Divino”.
En aquel instante apareció una clarinada en el infinito, legiones luminosas llenaban el Espacio divinamente festivo, y, hecho maravilloso fue sucediendo, porque aquellas legiones gloriosas a los pocos se transformaron en una sola Majestuosa Paloma Brillante, que exclamó retumbante:
“Yo represento los Dones del Espíritu Santo, el Bautismo del Espíritu, el Derrame de Dones sobre toda la carne, sin lo que no puede existir la Gracia de la Revelación Consoladora. Como tal, cumpliendo Órdenes Divinas, apunto el Apocalipsis, porque llegó el tiempo ahí previsto, para la Grande Renovación del mundo y de la Humanidad. Que, en el porvenir, los hijos del Principio procedan con inteligencia y honestidad, para que las transformaciones no tengan de venir, como ahora, a través de tremendos cataclismos, temblores profundos, angustias y desesperaciones, además de hartas porciones humanas tener de sufrir migraciones punitivas. El Principio quiere, apenas, que Sus hijos queden bien con Su Divina Justicia, no inventando modos de creer, pero sólo viviendo la Ley Moral, imitando los Ejemplos de Conducta del Verbo Ejemplar y cultivando los Dones del Espíritu Santo, como la Ley y el Verbo determinan”.
Cuando aquella Gloriosa Manifestación se había deshecho, quedaron allí Moisés, Jesús y Gabriel, y estas sencillas expresiones fueron oídas:
De Moisés: “Porque en Dios todo es divinamente simple”.
De Jesús: “Basta que haya conocimiento, amor y renuncia”.
De Gabriel: “Y nunca será distinto”.
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