El Padre Nuestro de la Inteligencia
Padre Nuestro que eres el Cielo, Plenitud Divina Omnipresente, Omnisciente y Omnipotente, Origen, Sustentación y Destinación, del Espíritu y de la Materia, de los Mundos y de las Humanidades;
Tu Nombre es Santo, por si mismo lo es, por encima de opciones humanas, felices o no, y Tus hijos, cuando hayan desabrochado las latentes Virtudes Divinas, y se tornado Espíritu y Verdad, como Tú eres, de eso tendrán certeza;
En Tu Reino Omnipresente, Omnisciente y Omnipotente, vigoran la Verdad, el Amor y la Virtud, y, en función de Tus Leyes Eternas, Perfectas e Inmutables, Tus hijos desabrocharán las latentes Virtudes Divinas, y, como Unos Totales gozarán de Tus Divinas Glorias, por ser esa la Sagrada Finalidad del Espíritu;
Tu Voluntad será hecha, porque las relatividades de Tu Misma Manifestación, entiendan o no Tus hijos aún inconscientes, tramitan en el seno de Tu Absoluta Determinación;
No sólo de pan vive el hombre, sobre la Tierra, y ojalá nadie se haga egoísta, usurpador o ciego de espíritu, a punto de, por su culpa, tener otros que sufrir la miseria, el hambre y la desnudez;
Que Tus hijos, Sagrado Principio, dejen de lado los estúpidos religiosismos y sectarismos, vengan de hecho a conocer la Verdad y a practicar el Bien, y, así, dejen de cometer tantos errores y crímenes, por los cuales tendrán que responder, hasta el último cuatrín;
Como en Tu Divina Omnipresencia prevalecen el Poder, la Justicia y la Gloria, haz Señor que Tus hijos así reconozcan y vivan, para que la Tierra llegue a ser, en breve, aquella apocalíptica Jerusalén Celestial, libre de ignorancias, crímenes y sufrimientos;
Porque, Señor, sólo así Tu Ley estará siendo vivida, Tu Verbo Ejemplar conocido e imitado, y los Dones del Espíritu Santo, Carismas o Mediumnidades, tendrán completa franquía para que tus legiones angélicas o mensajeras puedan realmente desempeñar la tarea consoladora, produciendo señales, prodigios y curas maravillosas.
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