Oración a María
Mega hija del Eterno Padre, amparad a los que peregrinan los rincones inferiores de la vida, para que en ellos aflore el deseo de Conocimiento, Certeza y Bondad, dejando de lado las idolatrías, los paganismos, los ritualismos y todas las formas inferiores de culto espiritual.
Ángel tutelar de las legiones que socorren en las tinieblas y en los lugares de dolor, atended al clamor de aquellos que, arrepentidos, ansían reencontrar el Camino de la Verdad que libera.
Dulce Mensajera del Amor, derramad vuestra ternura maternal sobre los corazones afligidos, para que se eleven a las alturas del trabajo redentor.
Señora Elegida, inspirad el sentimiento de la Verdad, del Amor y de la Virtud en los corazones de todos aquellos que tienden a los desatinos del mundo, para que no bajen a los lugares de llanto y crujir de dientes.
Levantad, oh Señora, de los abismos tenebrosos, a todos cuantos erraron por causa de los fanatismos religiosos.
Interceded, oh mega estrella, por aquellos que, olvidados de la Ley y olvidados de Jesús Cristo, somorgujaron en los lugares de sombra y de dolor.
Oh ternura, poned sentimiento de pureza en todos los corazones femeninos, para que se conviertan en verdaderos ángeles guardianes.
Sed la luz, oh María, de aquellos ojos que no pueden ver.
Amparad, oh Señora, a los que flaquean a lo largo de los caminos de la vida.
Oíd, oh Símbolo de las Madres, la voz de los que no pueden hablar.
Enjugad la lágrima, oh mega hermana, de aquellos que padecen falta de misericordia.
Dominadora de pasiones, sed el ángel guardián, de aquellos que temen resbalar en las callejas del pecado.
Consoladora de los afligidos, ungid con el Bálsamo del Amor a los que se encuentren con el corazón angustiado.
Guiad los pasos, oh dulce amiga, de los que tienden a desanimar en frente de las torturas del mundo.
Depositad, oh María, en todos los corazones, el sentimiento de igualdad ante a las leyes que rigen el Universo Infinito.
Conducid al pórtico de la Verdad, oh candor, a quién encontrarse deambulando por los caminos de la mentira y del crimen.
Envolved con el vuestro azulino manto, oh María, a todos aquellos que procuran las verdades eternas, perfectas e inmutables de Dios, a través de la Divina Modelación de Jesús Cristo.
Apuntad, oh luminosa estrella, al Testamento de la Moral, del Amor, de la Revelación, de la Sabiduría y de la Virtud, para que todos los hijos del Altísimo encuentren, de una vez para siempre, los brazos abiertos del Divino Amigo.
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