Oración de los Negros Viejos
Al Sagrado Principio del todo invocamos, del más íntimo de nuestra Conciencia, en señal de reverencia a la Verdad, al Amor y a la Virtud, con el propósito de cooperar junto a las Legiones de Negros Viejos, Indígenas, Hindúes y Caboclos¹#, para los servicios que son llamados a desempeñar en el Orden Doctrinario.
Al Cristo apelamos, como Director Planetario y Señor de los Siete Escalones en que se distribuye la Humanidad Terrestre, compuesta de encarnados y desencarnados, deseando ofrecer colaboración eficiente, de carácter fraterno, en defensa de la Verdad y de la Justicia, contra aquellos que, contrariando los Sagrados Objetivos de la Vida, se entregan a los hechos que contradicen la Ley de Dios.
Conscientes de la integridad de la Justicia Divina, afirmamos la más fiel e intensa observancia de los Mandamientos de la Ley, conforme el Divino Ejemplo del Verbo Ejemplar, para todos los efectos de invocación. Por encima de alternativas, constituirá una barrera contra el Mal, en cualquier sentido en que se presente, venga de donde venga, sea contra quien sea, puesto que, en defensa de la Verdad, del Bien y de lo Bueno.
Consecuentemente, que a los bondadosos Negros Viejos sea dado reflejar, en sus trabajos, los sabios y santos designios de aquellos que, traduciendo la Divina Tutela del Cristo Planetario, así determinar de las Altas Esferas de la Vida.
Que las legiones de Indígenas, simples, espontáneas y valerosas, siempre maravillosamente unidas a la naturaleza exuberante, puedan actuar bajo la dirección benévola y rigurosa de los Altos Mentores de la Vida Planetaria. Luchando por el Orden y por el Bien, por el Progreso en el seno del Amor, que tengan de Dios las gracias debidas.
Que a las numerosas legiones de Hindúes, profundamente unidas a las más remotas Civilizaciones del Planeta, formando por tanto en las Altas Cortes de la Jerarquía Terrestre, sean concedidas por el Señor Planetario las debidas oportunidades, para que fuercen, sustenten e impongan la Suprema Autoridad. Que en esta hora cíclica, en que la Tierra transita de una para otra Era, las Mentes humanas puedan recibir los efluvios de la Pureza y de la Sabiduría, a fin de que sientan las Divinas Invocaciones del Cristo, en favor de los Santos Designios del Padre amantísimo, que es la divinización de todos los hijos.
Que las legiones de Caboclos, humildes y bondadosos, tan unidas a los que peregrinan la encarnación, para efecto de expiaciones, misiones y pruebas, a todos puedan envolver, proteger y sustentar, desde que se esfuercen por el bien de la Moral, del Amor, de la Revelación, de la Sabiduría y de la Virtud, pues que, fuera de ese Orden Doctrinario, no hay Evangelio.
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